Lo acepto, soy un CHAVO-RUCO. Es muuuuy fácil serlo si por lo general casi tienes 20 años de diferencia con la gente que te rodea.
Entonces es fácil que te metan en el estereotipo y que todo el tiempo te pregunten que por qué sigues usando playeras, por qué no te pones zapatos en vez de tenis, que por qué vas a ver películas de Pixar si no estás acompañando a “tu sobrino”.
Y pues no, no puedo evitar que esto me indigne. Me explico. Cuando tenía unos flamantes 20 años, era muy consciente de que traer un tatuaje y el pelo largo, no me convertían en un rebelde, o que escuchar a Nine Inch Nails o los Chemical Brothers, no significaban que tuviera gustos “alternativos”. Traía el pelo largo y escuchaba lo que escuchaba porque me gustaba. No porque pensara que fueran modas o pensara que tenía que abanderar la rebeldía juvenil. De igual forma, hoy en día, estoy muy consciente de que escuchar a Savages, 1975 o Disclosure, no querer usar traje o usar tenis todo el tiempo, no me vuelve más joven. Los escucho, los visto, simplemente porque me gusta. No me molesta volverme viejo, me molesta que la gente crea que, por ello, mis gustos también tienen que ser viejos.
Me caga la gente que cree que escuchar punk es una “etapa” de la vida. Que acostarte enmedio del centro comercial es algo que sólo los niños pueden hacer. Me desespera que alguien crea que querer ir a ver Star Wars o cualquier película de animación significa que eres una persona que quiere escapar a su edad y que no tiene idea de qué hacer con su tiempo.
Me imagino a esas personas, en un futuro muy cercano, fácilmente resignándose a ser unos Godinez con traje planchado, aprovechando su tiempo libre para buscar en Spotify la lista de “oldies but goodies” que les corresponda. Esos que se la pasan pensando que la juventud “ahora sí vive los anti-valores” y que qué bonito es decir: “celebremos nuestro niño interno” cuando es abril exclusivamente. Claro, porque eso sí es tener idea de tu edad y lugar en la sociedad.